sábado, 7 de noviembre de 2009

Los protagonistas de ésta corta historia del parapente.
Los pioneros de la aviación anónimos o conocidos, los ingenieros que trabajaban para la NASA en los proyectos de recuperación de las cápsulas espaciales, los paracaidistas que un buen día cambiaron el avión por la montaña, los montañistas al enterarse de que quizás no siempre tendrían que bajar andando los picos una vez conquistados y todos aquellos valores que, desde posiciones aventajadas (como el vuelo libre en Ala Delta), se decidieron a subirse a esas alas de cuerdas y tela.
Podemos empezar por los tópicos, que si Icaro y la mitología, Leonardo da Vinci y sus visionarias aportaciones, pero, hasta Lilienthal, Wright, y al menos conocido Plazt, no podemos hablar del nacimiento de la aviación ligera y por consanguinidad, del Parapente.
Los trabajos de Plazt, en Holanda durante 1922, sobre una vela no rígida con control aerodinámico sobre superficies de tela, constituyen quizás la primera referencia documentada que tenemos sobre un planeador flexible verdaderamente ligero y funcional.

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